miércoles, 30 de marzo de 2016

La vendedora de flores



La vendedora de flores

La vendedora de flores sonreía, su arrugado rostro resplandecía de gozo. Por impulso tomé una de sus flores

“Se ve muy ben esta mañana” , le dije.

“¡Claro!” exclamó. “sobran motivos”.

Aquella mujer vestia tan pobremente y se veía tan frágil que su actitud me intrigó.

“Sobrelleva sus problemas admirablemente”, la elogié.

Ella me explicó entonces: “Cuando crucificaron a Cristo un viernes, fue el día mas triste de la historia. Y tres días después, Èl resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo”.

Seguía sonriendo al despedirse de mi.

Sus palabras me vienen a la mente cada vez que estoy en dificultades: “Hay que esperar tres días”.

El número tres en la Biblia representa entre otras cosas “suficiente” o “perfecto”. Cuando éramos niños y tal vez no hacíamos caso, nos contaban “hasta tres”. Jesús murió y resucitó a los 33 años. Tres días tardó en resucitar, como tres son las personas divinas Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Leyendo esta reflexión, debemos recordar que todo lo que nos pase, tanto bueno como malo, puede ser como neblina que en un segundo pasa y desaparece.

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