martes, 9 de enero de 2018

Alabo a María


Alabo a María

Rafael Ángel Marañón


Quiero entregarle a María, madre del Cristo bendito 
Un alma ardiente y sedienta, una semilla fecunda, 
Un corazón que se acerque, y con deleite se hunda 
En su corazón doliente y en su dolor infinito. 

De la madre que sufriera los tormentos indecibles, 
Compartiendo con su hijo el tormento del calvario; 
Los dos sufriendo obedientes por aquel pueblo falsario 
Que por envidia y orgullo perpetró acciones terribles. 

Quiero ser cauce apacible de su gracia y de su gloria; 
Testigo de sus pesares, testimonio de su amor; 
En su esplendor compañero, solidario en su dolor 
Trocado en su semejanza y asociado a su victoria. 

Quiero vivir como ella en esta cárcel oscura 
Del mundo, que despreció tal grandeza y salvación, 
Sin flaqueza o titubeo, sin tristeza ni aprensión, 
Con mi ser agradecido por su gracia y donosura. 

Dulce María que obediente aceptaste tal empresa 
Sin queja ni terca duda, sin límite o condición; 
De confianza colmada, de entrega ante tu misión 
Con femenina dulzura y con humilde grandeza. 

Quiero ofrecerte de amor mi sentimiento profundo 
Por tu ejemplo y pronta fe, por tu servicio callado, 
Por tu alegre aceptación, por tu valor denodado 
Y ser madre del que, amante, con su muerte salvó al mundo.
   

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